Estoy sentada en esta piedra donde hace días paseaba tranquilamente con mis amigos, viendo lo mismo que estoy viendo hoy.
Estoy observando la hierba mojada, verde, recién cortada, con ese olor a nuevo, ese olor fresco; también observo como aquella mujer delgada, alta paseaba aquel perro, esa raza de perro, un husky siberiano, ese perro de pelo largo, negro y blanco, esos ojos claritos, azules, color mar, color cielo... Contemplando el arroyo, ese arroyo resplandeciente, con aquellas aves (patos), uno de ellos de plumaje negro y blanco, con una mancha blanca en la cabeza que hace que se diferencie de los demás. Viendo pasar a dos hombres, como siempre puntuales, justo a las 10:00 h, uno más bajo que el otro, uno más rechoncho que el otro; vestían con chandal, pues iban a correr y pasear por ese hermoso parque; abrigados de pies a cabeza, con unos guantes, su braga y un gorro con el que cubrirse de esa mañana tan fría. Esa mañana helada, congelada, fría, nublosa, en el cuál no se podía contemplar mucho más hasta aquellos árboles de lejos. Estaba todo brumoso, ese día lo recordaré como el más frío de este año.
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